dimarts, 23 de novembre del 2010

...sí...d'un amic,,,i jo...

Si, cada vegada em sento més viu
Més profund i més alt.
Més embolicat en les arrels
I més lliures les ales
Llibertat d’allò més arrelat
Hi ha una seguretat en l’infinitud del vol!
I amb aquesta imatge, amb aquest gest
Aquest sentir
Aquest viure
M’aixeco cada dia
I me’n vaig a dormir
Intento arrencar de la meva vida,
I a mossegades despullar-me de les ferides
Conservant aquesta clara i nacrada essència dels meus ossos
Allà en el més profund.
Sí, cada vegada em sento més viva
Més petita en la immensitat
I més gran en les coses petites
Més enredada en les emocions
I més lliures els sentiments.
Disbauxa d’allò més après.
Hi ha tanta beatitud en l’eternitat d’un instant!
I amb aquest desig, amb aquesta fantasia
Aquest sentir
Aquest viure
M’aixeco cada dia
I me’n vaig a dormir
Intento ser el camí de la meva vida
I a dentades arrencar-me la follia
Preservant aquesta primitiva i barroera essència de la meva ànima
Allà en el més profund
Sí, cada vegada ens sentim més vius.
I més desdibuixats
I més contagiats d’humanitat
És amb tu i amb tu i amb nosaltres
que té sentit aquesta malaltia mortal.
Passem-nos-la
amb el bes
amb el gest
amb la paraula
amb la mirada
Sortim de la nostra petitesa
i signifiquem-nos.
Confirmem la nostra existència.
Allà en el més profund.

...atrapasueños...

ANPÉTU WANZHÍ WASHTÉ OMÁYAKUKTE, OCHÍCHILOTE

¿ Cuál es la duda
que se acerca a galope
y nos atormenta?
- Busca espacios
entre las sombras,
- Busca la luz en la noche.
- Abre la puerta y que se desaten las iras,
las angustias huyan
las preocupaciones se resuelvan
- Que se reconcilien
el cuerpo y la mente,
la sensación y la ilusión,
la caricia con la palabra.
Utiliza el círculo de la vida,
el Atrapasueños.
Y que en su laberinto
se enreden y confundan
los sueños malos.
Deja la ventana abierta
para que el primer rayo de sol
los desvanerzca
Que sólo puedan llegar
los sueños felices
a tu mente
a tu cuerpo.
-Duerme el pasado
y vive los sueños

..com focs d'artifici...

fes un somriure i accepta al vol els llavis que des de fa una estona recorren l'espai

...a violeta parra...

Siento el palpitar de mi cuerpo entero
al bailar sin tregua al son de una música invisible
Música de mis lagrimas
ofreciendo amor sin pausa
No quiero perder el combate
de un cuerpo que renace a cada instante
Y si es verdad que la vida es lo mas improbable
quiero agradecerle la muerte, o mejor, las muertes.
Todas las muertes que hacen emerger en mi otra vida.
Mi vida, la de todos, una explosión de fuegos artificiales.
Y aunque la realidad no exista más allá de nuestra
por supuesto alterada conciencia
quiero creer en lo que no se puede y esta vetado
para que aquello que no puedo y quiero
sea un regalo de nuestra historia humana.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.

...para mi el reto es el silencio...

Es verdad que para mi el reto es el silencio. Los espacios que hay entre verso y verso. El espacio que hay entre pregunta y pregunta. Sobretodo el espacio entre pregunta y respuesta. Y no dudo, y lo digo de una forma serena, que son los silencios los que perpetúan tu presencia.
Y también, de una forma altamente probable, que son los silencios los que marcan el ritmo. Este ritmo cubierto de deseo. Será que el deseo está en las pausas, en el silencio, en las comas y los puntos, entre preguntas y respuestas, en el diálogo, en la ausencia.
Es entonces cuando te das lúcida cuenta que el deseo puede ser angustia o serenidad. Angustia por el afán, por la prisa, por la palabra, por el hablar por hablar, sin dar tiempo al tiempo, que es darle tiempo al deseo a desear. Serenidad cuando no hay miedo al transcurrir de los segundos y minutos, cuando la puntuación nos hace más comprensibles las ideas, los discursos, las fantasías. Aunque hay momentos en que el deseo no te ofrece tregua. En los sentimientos, en la esperanza del propio deseo no hay pausas, silencios. Son, acaso, silencios en el silencio y no puedes dilucidarlos, ni desenredarlos de la madeja de los silencios.
La vida es como un poema, un discurso, un sueño. Transcurre entre verso y verso, entre palabra y palabra, entre sueño y sueño. Hay que procurarle pausas, silencios. Marcaran el ritmo. Quizás un ritmo primitivo, ancestral o primario. Ritmos de tam-tam entrando profundamente en la mente causando uniones con el universo.
Y es que para que exista el deseo se necesita el ritmo del silencio. Será por todo esto que me gustan las canciones y los versos.
Y tu, y yo, y todos somos un poema, un discurso, un sueño.
Y como el respirar, que es un ritmo de aspiraciones y expiraciones, la vida es un ritmo de deseos y frustraciones. Y cada una es imprescindible para el vivir.
Me atrevo aún a decir que, en el acto más sublime que por ahora he vivido que es el amarte con intensidad, marcamos un ritmo. Y estoy contenta de los silencios. Y en el hacer plausible el acto de la presencia surge el deseo que han provocado las pausas. Y también entrelazados los cuerpos y las almas surgen las comas, los puntos, para darnos aliento.
Creamos un ritmo, una melodía, un poema, un sueño.
La avidez de nuestros cuerpos se detiene en una pausa para acoger la mirada que nuestros ojos nos lanzan, para recibir los besos que nuestra boca nos dispara, para darnos cuenta que para gozar de la fusión hay que tener conciencia de separación.
Y mientras ahora escribo estoy retando mi reto. Prodigo que en el silencio encontraré la razón, la que he perdido en la palabra.
No quiero fantasear, hablar, soñar o planear un futuro que no existe y perderme la vida. Me voy a regalar pausas y silencios para deleitarme de la oportunidad de vivir como vivo.
Cuánto estoy aprendiendo! Y no lo digo con la altivez de un trepador, sino con la gratitud de un analfabeto.
Y me gustaría alcanzar, aunque sólo fuera una onza, un poco de sabiduría. Poder lanzarla y repartirla y, sobre todo, dártela.

...el huevo de la serpiente...

Qué pasa cuando a una no le sale nada. Nada que le guste. Que le sale lo que le sale. Quizás, quizás porque una se empeña, sin querer, claro, en mantener una idea en la mente. Obsesiva. Rígida. Luego, una, la misma, se da cuenta que es necesaria una cierta flexibilidad.
Ojala! Saltos mortales, empalmándolos uno detrás de otro sabiendo que volverás a la tierra sin aterrizajes forzosos ni caídas dolorosas. No hay manera, el huevo de la serpiente se ha quedado aquí. Enjaulado. Una idea sin posibilidad de ser libre.
El huevo de la serpiente
No, si de huevos de serpiente hay por todas partes. En la tierra y en el cielo. Arriba y abajo. Y en el fondo de los fondos, sean océanos, sean tierra, sean corazones. Almas.
Proyectos de serpientes. Cada uno y cada una en su cascarón. Allí indemnes a los sucesos. Protegidos de todos los males y quizás de todos los bienes.
Proyectos de serpientes. Sobrenaturales. Poderosas formas cilíndricas. Feroces colmillos en una mandíbula bien articulada. Devoradoras. Y esa lengua bífida lanzando torpedos por doquier. Viperinas.
Proyectos de serpientes. Ondulantes movimientos. Tal vez simulando acordeones en pleno concierto. Escurridizas. Colgadas de ramas de árboles adorando al sol. Al acecho.
Proyectos de serpientes. Empapándose de memoria histórica. De madre, de padre, de abuela o de abuelo. Incubando ideas, razones, pamplinas. Potenciando ilusos. Creando idiotas.
Proyectos de serpientes. Rodeadas de gritos, noches sin dormir. Errores. Aprendiendo de celos, de envidas, de sueños. Acumulando emociones.
Proyectos de serpientes. Renovarse o morir. Mudanza de la piel. Una. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Diez. Cincuenta. Cien. Las que hagan falta. Rojo. Azul. Rojo. Azul
Proyectos de serpientes. Poder. Terror y humillación.
No, si de huevos de serpientes hay por todas partes.
Aniquilación. A poder ser que no vean ni la luz.

dilluns, 1 de novembre del 2010

latidos,1542

Latidos, 1542
Para que explicar el pasado, si ya no existe. Empiezo ahora, el pasado más presente o el futuro más inmediato. Problemas para relatar un futuro que no ha pasado y a la vez relatar un pasado que ocurrirá.
Es un día especial, más que eso, superespecial, inmensamente. Jep me lleva de la mano por algún rincón de Barcelona. Ciertamente cuando estoy con él no importan las coordenadas. Me siento protegida, emparada. Ya estamos con Freud.
Está pactado. Por primera vez, no desde que nos conocemos sino desde que nos ha pillado esa atracción fatal, Jep me conduce a un antro que conoce desde sus tiempos mozos. Eso dice. No creo en dios. Sin embargo lo que diga Jep…Sí. Lo que sea. Océano vacios, pájaros comiendo macarrones, lunas negras, el sol a pilas.
Avistamos el hotelucho. No pudo llamarle de otro modo. Aunque parezca una liberal, nada es poco, es más por la boca que por los hechos. Holetucho. Y detrás de eso una cierta vergüenza. Quizás sea justo por esa vergüenza que en subirnos al ascensor mi otro yo, el que se va desvelando a casa paso, ataca al hombre, así, sin preámbulos, o más bien, sólo con el preámbulo de la imaginación, de la fantasía, de la ignorancia que te hace atrevida.
Solamente la estatura de Jep ya me infunde sumisión. Metro ochenta y cinco al lado de mi metro cincuenta y ocho. Y todavía más impresión dentro de esa cavidad de metro por metro. Siempre sufriendo el cogote, bueno las cervicales. Pero con ilusión y complacencia. Así, mirando hacia el cielo, boquiabierta. Siempre a punto para reclamar ese beso. Profundo.
Pues a lo que iba. Allí, boca abierta, cabeza inclinada hacia atrás, mirada en su mirada, provocando morreos, penetraciones linguales, le voy dando al panel de botoncitos para hacer infinito el aperitivo. Martini negro. Cuidado con la aceituna. Calentado motores.
Brom, brom, brom,,, debe ser un vecino, digo. Se nos escapa la risa. Me he pasado. Aprieta el número 15 del panel de mando. Eso dice la tarjeta. Sabía que subíamos a las nubes.
Llegamos a recepción. Sin risa, sólo con sonrisa. Muy amables. La costumbre supongo de atender a cientos de parejas que escurridizas con algunos gramos o kilos de vergüenza, sana, claro, llegan a Latidos. Tarjeta de crédito. Acompáñenme. Señores, cuando quieran llamen a recepción, estamos a su disposición.
Te entra esa risa tonta, ese rictus, esa mueca.
Nos deja delante de la habitación 42. Aquí tienen la llave. Por seguridad, cierren por dentro. Intercambios de gracias. Miraditas, las mías.
Entrando en el paraíso. En el Edén. Ni espacio, ni tiempo. Ahora y aquí. Ni bien ni mal. Ni pasado. Ni nada. Sólo él y yo.

1542 km

1542 km

Todo estaba a punto. Maletas, bolsas, algunas cajas que ni cuento, una neverita para mantener a buena temperatura cuatro bocatas de jamón dulce, un necesaire enorme de un diseño nunca visto, dos chaquetas enfundadas en una bolsa apropiada para chaquetas enfundadas. Ya me había pateado el piso tres veces, empezaban ahora los pasos para recorrerlo por cuarta vez. Ventanas, confirmado. Todas cerradas. Agua. La llave de paso, cada día la ponen más arriba. No me lo explico, será que las últimas generaciones están mejor alimentadas. La bolsa de la basura. Que de que, me la dejo! Que nervios se le ponen a una cuando se va por unos días de casa. Ésta vez un poco más que unos días.
Lo que me costó decidir el viaje. Hace ya tiempo tengo en mente esta especie de duelo conmigo misma. Me siento una mujer independiente. Mejor, lo soy. Me pongo a pensar y no tengo nada que envidiar ni a nadie ni a mí misma. Sí, sí, a esa que una se cree que es. Sin embargo me he sentido durante tantos y tantos instantes incapaz de volar. De sacar las alas, de batirlas sin descanso, de llegar.
Buscando objetivos.
Se me ocurrió de botepronto, mientras garabateaba mi fecha de nacimiento. Contando los años, cuánto hacía de tal cosa y de tal otra. Uno de mayo del 42. Los números siempre me han ido bien. Buscando incógnitas. Buscando relaciones. Asociaciones. 1/5/42. Qué suerte tenemos con los ordenadores. Pienso en el googlemaps. Pienso. Pienso, Pienso. No pienses tanto. Lo tienes en la punta de todas las neuronas y todavía no lo ves claro. Lo tuyo es de juzgado de guardia. Cobarde. A ver a ver. El ordenador se pasa el tiempo abierto y ahora mismo me irá de perlas clicar en el googlemapas. A ver. A ver. Itinerarios. Terrassa. Añada un destino. A ver. A ver. Déjame probar. Berlín. Demasiado lejos. Se pasa de mi idea. 1872. Trieste. 1371. Tampoco. Demasiado corto se ha quedado. A ver. A ver. Voy a probar otra vez. Desplace para modificar ruta. Genial. Funciona. Gotha. 1542. Exacto. Por fin un destino. Supongo que habrá miles, quizás sólo cientos. Pero este es el primero. El que cuenta. El objetivo. Uno. Sé y me doy cuenta de que cuando eliges, te desentiendes de montones de posibilidades. Dices sí a una sola cosa y no a otro montón de cosas. Qué más da ahora mismo. He conseguido el objetivo.
No sé nada de nada de Gotha. (Una incógnita). X(equis). Justo ésta incógnita está despertando el gusanillo de la curiosidad. Espero que en esta ecuación sólo exista una, de incógnita, digo. Ve despejando la entradita, abriendo la puerta, llamando al ascensor. No te hagas la remolona dándole al tarro con tanta insistencia. Sal, ahora. La de la vida.
Qué dirán aquellas mujeres. Cuatro jueves sin cenar en el barucho con ellas. Ni se lo imaginan. Un menaje sms, y andando. No quiero explicar nada. Tampoco hay demasiado que explicar. Además, no todo tiene explicación. En mi vida me había propuesto una aventura de este tipo. Jamás de los jamases.
Todo está en su lugar. El mío, ahora mismo, en la carretera. Y, el tiempo dirá.