dilluns, 1 de novembre del 2010

1542 km

1542 km

Todo estaba a punto. Maletas, bolsas, algunas cajas que ni cuento, una neverita para mantener a buena temperatura cuatro bocatas de jamón dulce, un necesaire enorme de un diseño nunca visto, dos chaquetas enfundadas en una bolsa apropiada para chaquetas enfundadas. Ya me había pateado el piso tres veces, empezaban ahora los pasos para recorrerlo por cuarta vez. Ventanas, confirmado. Todas cerradas. Agua. La llave de paso, cada día la ponen más arriba. No me lo explico, será que las últimas generaciones están mejor alimentadas. La bolsa de la basura. Que de que, me la dejo! Que nervios se le ponen a una cuando se va por unos días de casa. Ésta vez un poco más que unos días.
Lo que me costó decidir el viaje. Hace ya tiempo tengo en mente esta especie de duelo conmigo misma. Me siento una mujer independiente. Mejor, lo soy. Me pongo a pensar y no tengo nada que envidiar ni a nadie ni a mí misma. Sí, sí, a esa que una se cree que es. Sin embargo me he sentido durante tantos y tantos instantes incapaz de volar. De sacar las alas, de batirlas sin descanso, de llegar.
Buscando objetivos.
Se me ocurrió de botepronto, mientras garabateaba mi fecha de nacimiento. Contando los años, cuánto hacía de tal cosa y de tal otra. Uno de mayo del 42. Los números siempre me han ido bien. Buscando incógnitas. Buscando relaciones. Asociaciones. 1/5/42. Qué suerte tenemos con los ordenadores. Pienso en el googlemaps. Pienso. Pienso, Pienso. No pienses tanto. Lo tienes en la punta de todas las neuronas y todavía no lo ves claro. Lo tuyo es de juzgado de guardia. Cobarde. A ver a ver. El ordenador se pasa el tiempo abierto y ahora mismo me irá de perlas clicar en el googlemapas. A ver. A ver. Itinerarios. Terrassa. Añada un destino. A ver. A ver. Déjame probar. Berlín. Demasiado lejos. Se pasa de mi idea. 1872. Trieste. 1371. Tampoco. Demasiado corto se ha quedado. A ver. A ver. Voy a probar otra vez. Desplace para modificar ruta. Genial. Funciona. Gotha. 1542. Exacto. Por fin un destino. Supongo que habrá miles, quizás sólo cientos. Pero este es el primero. El que cuenta. El objetivo. Uno. Sé y me doy cuenta de que cuando eliges, te desentiendes de montones de posibilidades. Dices sí a una sola cosa y no a otro montón de cosas. Qué más da ahora mismo. He conseguido el objetivo.
No sé nada de nada de Gotha. (Una incógnita). X(equis). Justo ésta incógnita está despertando el gusanillo de la curiosidad. Espero que en esta ecuación sólo exista una, de incógnita, digo. Ve despejando la entradita, abriendo la puerta, llamando al ascensor. No te hagas la remolona dándole al tarro con tanta insistencia. Sal, ahora. La de la vida.
Qué dirán aquellas mujeres. Cuatro jueves sin cenar en el barucho con ellas. Ni se lo imaginan. Un menaje sms, y andando. No quiero explicar nada. Tampoco hay demasiado que explicar. Además, no todo tiene explicación. En mi vida me había propuesto una aventura de este tipo. Jamás de los jamases.
Todo está en su lugar. El mío, ahora mismo, en la carretera. Y, el tiempo dirá.

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